Podríamos decir que todos los grandes pensadores se han interrogado acerca del problema de la significación, pero entre todos ellos podemos asimismo distinguir dos fuentes de la semiótica contemporánea: Ferdinand de Saussure y Charles Sanders Peirce.
Por ahora quedémonos con Saussure...
Ferdinand de Saussure (1857-1913) tenía como objetivo estudiar la lengua considerada en sí misma, retomando de esta forma el proyecto estoico sobre la base de la materialidad del lenguaje. Naturalmente, ubica a la lingüística como una parte de la semiología, ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social y que nos enseñaría en qué consisten los signos y qué leyes los rigen. Para Saussure el signo es una unidad psíquica de dos caras: la imagen acústica (el significante) y el concepto (el significado); la unión que existe entre ambos es totalmente arbitraria. El signo es, pues, fruto de un contrato concertado entre los miembros de la sociedad; los hablantes actúan como fuerza externa sobre la lengua modificándola pero sin alterar sus características formales (sus principios funcionales).
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